Soy como un fantasma, observo todo desde adentro pero sin que nadie note mi presencia. Les da lo mismo que yo este o no, solo sirvo para rellenar un espacio, una silla, una mesa.. no mas que eso. Observo detenidamente cada detalle del lugar, gente discutiendo, hablando cordialmente ocultando el real desprecio que se tienen. No puedo dejar de horrorizarme con lo hipócritas que son. Un chico capa mi atención, resalta sobre los demás por su estilo único sobre la monotonía restante. Me acerco para pedirle un pucho para tranquilizarme, no valía la pena hacerse mala sangre por lo que mas tarde solo seria un recuerdo. Le presto mas atención a este chico.
No se que me hizo sentir mas vacía, si el hecho de que yo me halla tenido que acercar para socializar o que si bien este chico fue amable y me convido uno, la conversación halla terminado ahí.
Ahora me encuentro observándolo y dándome cuenta de que tengo razón cuando digo que mi importancia en este lugar es la misma que tiene un hilo en el piso, la misma que un cero a la izquierda.
No se si preocuparme o no por mi repentino interés de querer encajar. O tal vez el saber que encajo perfectamente con él pero que mi falta de destacamiento me hace muy difícil la tarea de entablar una conversación.
Mi inconsciente me empieza a jugar una mala broma al imaginarse distintas situaciones con el chico del pucho, o el solo hacerme creer que para este chico en este momento paso a ser un cero a la derecha. Se que es solo mi imaginación porque hubiera sido distinta su reacción. Si bien también me hubiera convidado el cigarrillo también hubiera aprovechado para entablar una conversación con migo y en este momento no estaría sola sabiendo que hay un gran potencial de interesantes conversaciones que producir.
Tan equivocada no estaba.
Momentos mas tarde, apreciando la hermosa noche estrellada él se acerca callado y sigiloso. Mirando al cielo empieza a compararnos como dos estrellas que si bien brillan con la misma intensidad para diferenciarse del resto están apartadas con el mismo sentimiento de soledad e inconformidad. Eso dio el empujón suficiente para que naciera una de las más filosóficas e interesantes conversaciones que halla tenido. Si bien la gente nos ignoraba, nosotros sabíamos que realmente eso no era así, que en realidad ellos deseaban estar como nosotros, disfrutando de la noche sin nada que ocultar o mentir, sin la obligación de dar una buena impresión, ni nada semejante.
Pero en fin. Solo fue el chico del pucho solo por esta noche, por esta noche y nada mas. Al amanecer ya nos habremos ido y solo sera alguien de quien no me acordare y con quien compartí un pucho alguna ves.
No se que me hizo sentir mas vacía, si el hecho de que yo me halla tenido que acercar para socializar o que si bien este chico fue amable y me convido uno, la conversación halla terminado ahí.
Ahora me encuentro observándolo y dándome cuenta de que tengo razón cuando digo que mi importancia en este lugar es la misma que tiene un hilo en el piso, la misma que un cero a la izquierda.
No se si preocuparme o no por mi repentino interés de querer encajar. O tal vez el saber que encajo perfectamente con él pero que mi falta de destacamiento me hace muy difícil la tarea de entablar una conversación.
Mi inconsciente me empieza a jugar una mala broma al imaginarse distintas situaciones con el chico del pucho, o el solo hacerme creer que para este chico en este momento paso a ser un cero a la derecha. Se que es solo mi imaginación porque hubiera sido distinta su reacción. Si bien también me hubiera convidado el cigarrillo también hubiera aprovechado para entablar una conversación con migo y en este momento no estaría sola sabiendo que hay un gran potencial de interesantes conversaciones que producir.
Tan equivocada no estaba.
Momentos mas tarde, apreciando la hermosa noche estrellada él se acerca callado y sigiloso. Mirando al cielo empieza a compararnos como dos estrellas que si bien brillan con la misma intensidad para diferenciarse del resto están apartadas con el mismo sentimiento de soledad e inconformidad. Eso dio el empujón suficiente para que naciera una de las más filosóficas e interesantes conversaciones que halla tenido. Si bien la gente nos ignoraba, nosotros sabíamos que realmente eso no era así, que en realidad ellos deseaban estar como nosotros, disfrutando de la noche sin nada que ocultar o mentir, sin la obligación de dar una buena impresión, ni nada semejante.
Pero en fin. Solo fue el chico del pucho solo por esta noche, por esta noche y nada mas. Al amanecer ya nos habremos ido y solo sera alguien de quien no me acordare y con quien compartí un pucho alguna ves.