Corro sin dirección alguna y de vuelta me vuelvo a encontrar con las mismas dos puertas de siempre. La vez anterior elegí al principio bien y luego mal. Esta vez tengo mas que arriesgar y a la vez menos que la vez anterior. Otra vez sola. Yo. Solo yo enfrentando a una dura decisión. No logro ver claramente. Es todo tan confuso. Miro la primera puerta, la de mi moral, distingo la felicidad ajena al no cambiar nada pero mi amargura también esta presente, grande e impotente, miro, la segunda puerta que tiene dos posibles finales. Uno en donde me encuentro feliz en sus brazos disfrutando de cada segundo aunque sin poder ignorar la punzada de odio de los ojos de la que alguna vez pude llegar a considerar una especie de amiga. El otro totalmente opuesto, lo alejo de forma tal que mi amistad con el termina en la nada y la de ella se rompe y tarda en recuperarse pero dentro de mi interior existe esa sensación gratificante de mi. Me quedo observando cuidadosamente, admito y temo cada detalle de ambas puestas, respiro hondo, doy un paso mas, otro, hasta acercarme lo suficiente a las dos, paro para pensar mi decisión, no puedo arrepentirme, Tomo otra bocanada de aire, Avanzo.